Hoy: Klaus-Jurgen Wrede. Capítulo 1; Carcassonne

El padre de los simpáticos meeples es el primer “Autor de Semana”, y con él, cómo no, su famosísimo Carcassonne.

¿Qué voy a decir de este juego que no se sepa ya? Y es que si estás leyendo estas líneas, casi seguro que eres un jugón, y que ya habrás probado este juego. Si no lo eres, ¿a qué estás esperando? Muchas han sido las reseñas hechas sobre este juego, por eso lo mío será más casi un homenaje que otra cosa.

Carcassonne fue uno de los primeros juegos que conocí de este fabuloso mundillo lúdico. Las raíces de jugón las sembré con años de Risk, y el siguiente paso fué el descubrimiento del Catán, pero poco después conocí el juego “de los castillitos”- como dice mi suegro. Desde entonces el idilio ha continuado; el juego de Klaus-Jurgen ha triunfado en las 3 pandillas regulares con las que juego, y es que aunque no guste por igual en cada una de ellas, siempre ve mesa con bastante consenso.

¿Qué me gusta de Carcassonne? Pues casi todo. La estética me atrayó desde el primer día (más de una vez jugándolo por ahí se ha quedao más de uno mirándolo), pero es la simpleza del juego su principal encanto. Con unas reglas sencillísimas, pero a la vez con enjundia, logra mantenerte atento a cada loseta. Es del tipo de juegos en el que el azar no me suele importar, las partidas suelen ser rápidas (según el grupo), y si todos los jugadores tienen el mismo nivel los finales son muy ajustados, con recuentos apasionantes. Quizá todo esto haga que a día de hoy, y de hace bastante tiempo, me parece el mejor juego de la que llaman “la tríada para iniciar” (Catán, Carcassonne, Aventureros al tren). Mejor porque le veo más profundidad que sus compañeros de trío, y esta profundidad viene marcada por el gran cajón de críticas del Carcassonne; sus expansiones.

Con un montón de galardones encima, y una fama espectacular (véanse las imágenes posteriores), al juego le han sacado expansiones regularmente desde que vio luz.

La calidad de estas expansiones es el gran objeto de debate. ¿Buenas? ¿malas? ¿innecesarias? En esto y en todo, hay tantas opiniones como jugones, y la mía es que estoy encantadísimo con la mayoría de expansiones. Alguna hay que me niego a probar (La Catapulta; ¿qué pinta el factor habilidad en este juego?), pero son las expansiones las que le dan una frescura infinita al juego. ¿Cómo lo puedo ver mal? Si es que cada Carcassonne que juego es casi siempre diferente, pues cada jugón tendrá en su juego diferentes expansiones. Dichas expansiones añaden reglillas de fácil aprendizaje con apenas unas palabras, y siguen dejando intacto el sabor del juego original (salvo excepciones como La Torre).

En mi caso, por ejemplo, juego al Carcassonne con las siguientes expansiones.

Casi siempre pasa que las fichas en juego, y las losetas, son diferentes, y las partidas nunca son iguales. Por ejemplo, usamos las losetas de La Torre, pero pocas veces sus fichas, que aunque cambian mucho el juego, también forman una expansión que de vez en cuando es muy divertida de jugar. Con La Abadía y el Alcalde igual. No suelo usar establos, pero fichas como la del Alcalde y el Carromato son un punto. Y así con un largo etc. Es un juego que puedes modificar a tu antojo en un santiamén. Las losetas que introduzcas enrevesarán aun más el mapeado, y aumentarán las posibilidades de crear caminos o castillos que antes creías imposibles. Véase una muestra de la variedad de las losetas.

Con las expansiones puedes, al fin y al cabo, personalizar TU Carcassonne. Si no te gustan basta con no comprártelas, seguro que tu juego no se resiente (aunque procura tener Posadas y Catedrales! Jeje), y así tus partidas serán más cortas si es lo que quieres. ¿Acaso no están de moda los juegos de crearte tu propio reino/mazo/maravilla? Es por eso que ahora que sé que Devir publicará Mercados y Puentes, la 8ª expansión de formato grande, no puedo otra cosa que esperar con ganas las nuevas losetas/fichas/reglillas que nos deparará esta expansión, y las que vengan. Larga Vida a Carcassonne!

P.D; Pobres meeples, más explotados no pueden estar!