Tercera entrega de la Historia de Juegos, esta vez con un juego quizás no muy conocido: Clash of the Gladiators, uno de esos tantos juegos de Knizia que hay por ahí perdidos y que pueden resultar ser buenos, o un auténtico mojón; en este caso, se trata de un juego de dados bastante entretenido (no como el King of Tokyo). Si queréis sabes más, podéis dejaros caer por el hogar del chocolate.
Lo cierto es que el juego tampoco tiene mucho jugo histórico que sacarle, para que nos vamos a engañar, pero es que estoy viendo Spartacus: blood and sand, y me apetecía hablar de gladiadores, que coño. Además, el tema del circo está muy de moda últimamente ;-)
La Historia...
Lo primero de todo, es centrarnos en qué eran exactamente los Munera Gladiatoria. Tradicionalmente se vende la sangre, el espectáculo y los pobres esclavos luchando por conseguir su libertad. Sin embargo, los espectáculos públicos son un elemento esencial del mundo romano: un fenómeno político y social de tal importancia que podemos decir que sin gladiadores, la Historia de Roma no hubiera sido la misma.
Los juegos de gladiadores tenían lugar en el anfiteatro, cuyo modelo por excelencia es el Anfiteatro Flavio, alias Colosseum (aunque el anfiteatro más antiguo conocido es el de Pompeya, del 70 a.C; antes de eso, los juegos se realizaban en tablaillos de madera que se montaban y desmontaban, al estilo de las ferias de pueblo). Importante no confundir el Anfiteatro con el Circo, que era para las carreras de cuádrigas. Es fácil: Anfiteatro, Gladiator; Circo, Ben-Hur.
¿Y por qué algo que puede parecer un simple divertimento resulta ser tan importante? 2 motivos principales:
1) La gran multitud de indigentes ociosos suponían un peligro constante para el mantenimiento del orden ciudadano. Los juegos fueron un elemento clave para la distracción de las clases humildes, ya que durante ellos eran habituales el reparto de obsequios variados (comida normalmente). Como podéis ver, vamos para atrás, porque ahora vas al fútbol y con suerte te regalan una mierda pincha'n un palo.
2) En época republicana (509 - 31 a.C.) los juegos eran organizados por personajes concretos (en el cargo de edil), pagados con su propio dinero, por lo que los promotores de los juegos alcanzaban un gran prestigio social y apoyo popular. Con ello, se ganaban unos cuantos votos, que no venían nada mal para acceder a las magistraturas más altas. ¿Adivináis quién fue uno de esos ediles que hicieron carrera como la espuma? Efectivamente y no; Cayo Julito Iglesias César.
Por si alguien no lo sabe, soy fan declarado de Astérix; ¿qué hay, Julio? ;-)
Aún así, no os vayáis a pensar que todo era coser y cantar, que más de un edil ambicioso se fue a la ruina organizando unos juegos que al final resultaron más caros de lo que podía pagar (ya sabéis, pides 100.000 millones de denarios y luego tienes que devolverlos, y claro, te vas al carajo).
Con la llegada de Augusto y el Imperio, desde el 31 a.C., cambian las reglas del juego, y todos los munera van a ser patrocinados por el emperador, siendo además los espectáculos el momento en el que el pueblo veía a su amado princeps y podía admirar su grandeza. Además, los juegos eran unas representaciones la mar de didácticas, ya que en ellas se destacaban los valores militares o el castigo de aquellos que infringian la ley (que se los echaban a los leones o a cualquier otra bestia que tuviesen a mano, sí).
Por otro lado ¿quiénes eran los gladiadores? ¿de dónde salían?
Normalmente, lo que todos conocemos: prisioneros de guerra o condenados por delitos graves, aunque en alguna ocasión había casos de hombres libres que se convertían en gladiadores para alzarse con la gloria y la fama. Porque sí, al igual que ahora, todas las chatis andaban locas detrás de las estrellas del espectáculo, y todos los chavalotes querían ser gladiadores. Cierto es que existía el riesgo de que te metiesen una lanza por el culo, pero bueno, ahora el modelo a seguir es Cristiano Ronaldo, y a nadie parece importarle que sea un garrulo descerebrado.
El juego...
Como ya he dicho al principio, esta Historia de Juegos responde más a mis ganas de hablar de gladiadores que al rigor histórico del juego.
Para empezar, cada jugador lleva unas cuantas escuadras de gladiadores que se dedican a pegarse palos a mansalva, en un espectáculo más parecido a un Royal Rumble que a un combate de gladiadores de verdad.
Yo siempre jugaba con El Último Guerrero y Mr. Perfecto; casualmente los
dos que están recibiendo a tope en la foto
dos que están recibiendo a tope en la foto
Los combates de gladiadores solían recrear algún tipo de situación histórica (a los romanos, como siempre ganaban, les gustaba mucho la historia). Para ello, existían tipos concretos de gladiadores en función de su armamento, y solían lucha con otros tipos concretos. En el juego hay diferentes tipos de gladiadores; muy apropiado, aunque claro, otra cosa es que coincidan con los tipos reales...
Mira tú que coincidencia el careto del negro (que, por cierto, se está convirtiendo
en un habitual del blog)
en un habitual del blog)
Si es que el barato del Knizia no se ha dignado ni a ponerle nombre a los gladiadores; directamente los llama el de la espada, el de la red, el del tridente, etc.
¡Coño, si había diferentes gladiadores, haberlos usado, cacho penco!
Por ejemplo, el gladiador con armadura ligera (un trapillo y poco más), red y tridente es el Reciario, y habitualmente luchaba contra el Secutor, un tipo armado hasta los dientes y con un casco lo más liso posible, para evitar engancharse en la red.
Abajo, a punto de palmar, un secutor; al fondo, un individuo
extrañamente identificado como Iaculator
Otros tipos habituales eran el Hoplomachus y el Thraex, con armamento griego, que solían enfrentarse con el Mirmillón, con armamento romano.
Por último, el gladiador de la lanza en el juego tiene toda la pinta de ser un velite, un tipo de tropa auxiliar de época republicana, que se dedicaba a hostigar al enemigo a base de jabalinas, y que nunca fue un tipo de gladiador.
En fin, que la verdad es que Gladiator, a nivel histórico, deja bastante que desear, pero ha sido una excusa perfecta para soltaros el rollo sobre gladiadores y quedarme tan a gusto ;-)
Para terminar, un par de curiosidades sobre los gladiadores. La primera es que el famoso gesto del pulgar arriba y abajo es una patraña: el pulgar hacia arriba era la seña para que el gladiador desenvainase y se cargase al pobre que estaba en el suelo; para lo contrario, la seña era el pulgar dentro del puño (envainado), sin sobresalir por ningún sitio.
La segunda curiosidad es que estaban locos estos romanos, y de vez en cuando les daba por inundar el anfiteatro y montarse un espectáculo naval (naumaquia). La verdad es que debía de ser bastante impresionante.
Y hasta aquí esta Historia de Juegos; me van ustedes a perdonar el tochazo, pero los romanos son mi perdición.
Por otro lado, como habréis podido comprobar, los tiempos no han cambiado tanto en algunos aspectos...
Por otro lado, como habréis podido comprobar, los tiempos no han cambiado tanto en algunos aspectos...
Un saludo!
WOAW !!! Pedazo de articulo !!! muy bueno !!
ResponderEliminarGracias :)
EliminarEstá claro que se me da mejor escribir sobre Historia que montar vídeos xD
Un saludo!
No sabia eso de la naumaquia. En Colosseum puedes hacer espectáculos con barcos y yo quedándome loco.
ResponderEliminarJaja, recuerdo que cuando jugamos al Colosseum por primera vez todo el mundo preguntó que cojones pintaban allí los barcos.
ResponderEliminarEl Colosseum que por cierto no me gustó por culpa de los monicacos esos que se van moviendo por el tablero, y que ahora son el logo del blog :P
Se te nota cierto resentimiento hacia el mundo futbolístico no? xD
ResponderEliminarGladiator, como dices, tiene cero de rigor histórico. Pero para mí es uno de esos juegos que, aunque con tema pegado, ha escogido un tema mu chulo. Yo al menos en plena partida me imagino las escuadras dándose de ostias. Qué juegazo, jajaja
¿Con el mundo futbolístico? ¡Qué va! El resentimiento es con la política y con la sociedad que la deja hacer sin rechistar :) El fútbol sólo es parte de ello, pero está muy de moda y además encaja muy bien con el tema de la reseña :D
ResponderEliminarA mí el Gladiator me parece un juego bastante entretenido; llegas, te pegas de ostias, y poco más, pero también tiene sus decisiones "Pego con esta escuadra o con aquella? Le pego a esta que no pega devuelta o voy a saco a reventar todo lo que pueda aunque palme yo también?"
Mucho mejor que el King of Tokyo, por ejemplo.
Me has recordado mis días de Latín estudiando historia romana. A mi me encantaba cuando decían: ummm, vamos a representar la historia de ícaro. Coged al preso, atadlo a la cuerda y a ver cuanto vuela.
ResponderEliminarY la representación de batallas navales tenía que ser grandioso.
Me ha encantado, aunque sólo sea porque ahora estoy más educado.
Eso que te ha dado con la educación y los polos no me gusta un pelo, eh? xD
ResponderEliminarMuy buena clase de historia :D así da gusto leerte además de hablar sobre el juego enseñas cultura. De 10 vamos!
ResponderEliminarUn saludo!
Bueno, del juego hablo más bien poco ;D
ResponderEliminarUn saludo!
Me ha gustado mucho el articulo que te has clavado, y lo de la recreación de batallas navales me ha dejado flipando. Tenía que ser para verlo.
ResponderEliminarEl juego, la verdad, es que no apunta a que me vaya a gustar nada.
El otro día me acordé de esta sección, ya que llevan unos días que han echado los docus "la guerra que hizo EEUU" o algo así, y cada vez que salían nombres y demás me acordaba del AFAOS.
Al AFAOS es que no he jugado, pero pinta bien para una historia de juegos. Lo malo, que en mi puta carrera son muy plurales, y de la historia europea no hay quién nos saque. Con la de temas interesantes que hay por ahí... ;(
ResponderEliminarEs decir, que puedo saber lo mismo del tema que cualquier aficionado que haya leído algún librillo.
Sobre el Gladiator, es un churrijuego de tirar dados y ya está. Es divertido en el momento apropiado.
Un saludo!!!