Como recordaréis la mayoría, hace poco estrenamos el Borgoña de Feld, y en nuestra partida de inicio a dos jugadores Cristóbal acabó ganando por un puñetero y asqueroso punto... Ya en esa entrada augurábamos revancha, y que mejor que aprovechar el puente!
Nueva partida a 3 jugadores, con Víctor, y esta vez victoria para mí gracias a las losetas amarillas, que en la puntuación final me dieron un montón de puntos. Víctor se quedo muy cerquita, pero Cristóbal, ay amigo, 40 puntos por detrás... ;-)
Tan mal le sentó al pobre, que esa noche se acostó dándole vueltas al juego y el martes, nos metió todos los puntos que le habíamos sacado en la partida anterior. Por desgracia no hay foto de esos momentazos.
La paliza nos la dió a base de barcos; los acaparó todos en los primeros turnos y hizo un buen combo de vender mercancías, ganando mucho dinero para comprar losetas del centro, lo que significa acciones extra, y con lo que acabó dándonos la ya mencionada paliza.
Y ahora, la pregunta a los que lleváis más partidas... ¿Es decisivo ponerse primero en el orden de turno?
Yo creo que no, que se juntaron muchos factores y Cristóbal realmente se marcó una partidaza, pero sólo he jugado 3 veces, así que vosotros diréis ;-)
Y para rematar, cambiamos de tercio y echamos un Cuba con expansión (que casi nos hace falta una mesa supletoria; ¡qué tableraco!), y hay que decir que es una maravilla de juego.
Para mi gusto, la expansión lo mejora muchísimo, ya que no te revienta tanto la cabeza pensando donde puñetas pones el peón; al poder moverlo en algunas ocasiones o poder activar más de un edificio gracias a las cartas de la expansión. Creo que el juego gana mucho, y además es más accesible para todos los públicos.
Y lo mejor es que la partida estuvo siempre más apretada que el paquete de un torero, cada uno con su estrategia. Como muestra un botón, de mitad de partida...
Cristóbal se dedicó a embarcar más que a otra cosa, y Víctor se montó un combo muy apañado que le daba 5 puntos cada vez que activaba sus edificios... a mí como me habían quitado el edificio que daba ron por puntos, me dediqué a coger dinero a punta pala.
Al final resultó en que yo, cogiendo 12 monedas por turno, controlaba las votaciones sin que nadie pudiera hacerme frente, y obviamente fuí bajando las cartas que más me interesaban: las que te hacen pagar más dinero y menos recursos, y una que te da puntos por cada 3 monedas que tengas.
Resultado, que al final de cada ronda yo iba metiendo todos los puntos que ellos me metían embarcando. Y al final ¿sabéis qué pasó? ...
Pues que el morado era yo y el rojo Cristóbal ;-) Normalmente no nos suele importar mucho ganar o perder, pero hay que reconocer que estas partidas tan apretadas da un regustinín ganarlas...y sobre todo si así le devuelves la del Borgoña a Cristóbal ¡¡¡Vendetta!!! ;-P
Y Víctor tu que no ganaste nada acuérdate del Caylus y ya está, no te apures...
Un saludo!
Que bueno.
ResponderEliminarYo al Borgoña habré jugado 5 o 6 partidas, y por lo general el que ha ido primero no ha ganado (creo que nunca).
Al veros con mi querido Cuba me han dado ganicas de repetir... de este mes no pasa, he dicho.
Yo también he jugado bastante y no es algo normal que el primero en el turno gane siempre. Lo que si es verdad es que tienes mejores opciones que los demás.
ResponderEliminarUn saludo
Pues eso, lo que yo pensaba, pero como es la eterna duda de los juegos de Feld pues...
ResponderEliminarY el Cuba es tremendo; todas las partidas más apretadas que un dedo en el culo!
Gracias a los dos por pasaros!