Aprovechando el aniversario del bombazo de Nagasaki, mi hermano y yo teníamos planeada una partida al Marea de Acero, pero al final ha resultado que teníamos que repasar casi todas las reglas, por lo que nos hemos decantado por algo más sencillito, y nos hemos metido en plena Guerra de Secesión; yo al mando de la Unión, él liderando a los Confederados.
Repaso rápido de las reglas, ya que los dos habíamos jugado ya antes y cerveza en mano nos pusimos a ello en torno a las 20:45. Nos decantamos otra vez por el juego corto, de 10 turnos en lugar de 40, y esta vez utilizamos las fantásticas tablas de Alan Emrich, que puede descargarse de aqui.
En esta ocasión, me decidí en un primer momento por atacar por el frente del este, para obligar a mi hermano a reforzar Richmond. Sin embargo, una vez más la escasa movilidad de las tropas de la Unión me obligaba a realizar un movimiento defensivo detrás de otro, y a dejar tropas estancadas en el norte, en Pittsburgh y Canton. Kentucky caía en manos confederadas rápidamente, y mis tropas apenas eran suficientes para aguantar en Cincinnati.
En octubre de 1861 la Confederación rompía el frente, y la caballería amenazaba seriamente los centros industriales del norte, que no tenía recursos suficientes para defenderse, y con tan sólo dos marchas disponibles, no podría reforzar la zona a tiempo. A pesar de ello, la ofensiva sobre St. Louis resultó exitosa, obligando a los confederados a retroceder, y las tropas en los alrededores de Washington amenazaban con realizar una gran ofensiva.
No obstante, el rápido movimiento de la caballería fue demasiado, y abrió camino para que la infantería lograse establecer el control de los centros industriales, eliminando por completo la capacidad productiva del norte. En apenas 4 meses, los ejércitos sudistas se habían hecho valer, imponiendo así su independencia de forma definitiva.
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3ª partida a este juego y 3ª victoria para los confederados. No obstante, esta vez ha sido claramente a causa de varios errores defensivos por mi parte, que permitieron a la caballería reventarme sin miramientos, aunque también es cierto que los dados no me han acompañado demasiado (sobre todo en el segmento de movimiento, ya que nunca he podido hacer más de dos marchas)
La verdad es que después de semejante paliza, nos hemos quedado con ganas de más, así que puede ser que dentro de poco caiga otra partida. Yo me reafirmo en que A House Divided es sin duda el mejor de los 3 juegos de guerra que hay en mi colección, sobre todo gracias a la modalidad de juego corto, que permite probarlo y echar una partida improvisada en poco más de una hora. Al precio que está en tiendas online, es un juego que recomiendo a cualquiera.
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